1.Degeneración macular asociada a la edad (DMAE):
La DMAE es una enfermedad degenerativa y progresiva que afecta al área central de la retina: la mácula.
La mácula es la responsable de la visión central directa, necesaria para las actividades de la vida diaria como conducir, leer, identificar a las personas… Al afectar al área macular, el campo visual central se ve alterado, por lo que pueden empezar a aparecer las líneas onduladas, puntos ciegos (escotomas), distorsión de las imágenes y otras alteraciones visuales.
La enfermedad progresa, y sin tratamiento puede desencadenar la pérdida de la visión, afectando a las más simples actividades cotidianas.
DMAE húmeda o exudativa
Es la menos frecuente, representando alrededor del 15% de los casos, pero la más rápida en inducir deterioro visual, lo cual se produce en pocos días. Compromete de forma muy severa la visión central y produce una marcada distorsión de las imágenes de forma brusca. La presencia de neovasos coroideos define este tipo de DMAE.
DMAE seca
Es la más frecuente, representando alrededor del 85% de los casos. Tiene una progresión lenta pero inexorable, a lo largo de meses. La presencia de alteraciones pigmentarias maculares, drusas y atrofia de la retina y del epitelio pigmentario de la retina definen este tipo de DMAE.
Existen actualmente algún tratamiento para las drusas como el laser amarillo, que las elimina sin dejar cicatriz. Falta demostrar si ese tratamiento retrasa la aparición de la DMAE.
Por otro lado existen una serie de factores de riesgo establecidos para esta enfermedad:
· La edad es el factor más importante, suele aparecer por encima de los 65 años, pero se diagnostican casos a partir de los 55 años.
· La exposición a la luz y los ojos claros
· Los factores genéticos predisponen a la enfermedad
· El tabaco
· Déficit de nutrientes
Es fundamental ofrecer consejos respecto al cese del hábito tabáquico, la protección frente a la radiación del sol, hacer ejercicio regularmente y llevar una dieta saludable rica en ácidos grasos omega-3. Para pacientes con DMAE HUMEDA, la administración precoz, mantenida y protocolizada de fármacos antiangiogénicos mediante inyección intravítrea permite hoy en día mejorar drásticamente el pronóstico visual manteniendo la visión central en la mayoría de casos.
Existen múltiples ensayos clínicos en marcha para optimizar los resultados visuales de este tipo de tratamientos, así como explorando nuevas alternativas. Del mismo modo, para pacientes con DMAE SECA existen líneas de investigación activas con la administración intravítrea de fármacos y el uso por distintas vías de células madre.
Se ha descubierto que una proteína del sistema inmune combate la degeneración macular asociada a la edad. LA administración no requiere de inyecciones intraoculares. La terapia aún no se ha sometido a ensayos clínicos. Si estos resultados se confirman, se podría incluso usar de forma preventiva en pacientes de riesgo, como personas con antecedentes familiares. En cualquier caso, sea el tipo que sea, cuatro puntos deben ser los pilares de la terapéutica:
· Dejar el tabaco
· Protección frente al sol usando filtros selectivos con protección contra la luz azul.
· Visitar periódicamente al oftalmólogo a partir de los 50 años, sobre todo si se tienen antecedentes familiares.
· La ingesta de ciertos nutrientes previene el riesgo de padecer la enfermedad, aportes de vitaminas C y E, el zinc, el cobre, la luteína y la zeaxantina y los ácidos grasos omega3: EPA y DHA deberán formar parte de la dieta diaria, aunque sea como complemento alimenticio.
2.Retinopatía diabética
La Diabetes Mellitus (DM) engloba a un grupo de enfermedades del metabolismo y su característica principal es la elevación de la glucosa en sangre (Hiperglucemia). La diabetes “ataca” a diferentes órganos del cuerpo (corazón; riñones, ojos, etc). La afectación de la vista por la diabetes es especialmente grave cuando ocurre en el fondo del ojo, en la retina (Retinopatía Diabética). Se calcula que entre el 6 y el 10% de la población general tiene Diabetes Mellitus, y de todos ellos el 60% tendrá afectado el fondo del ojo cuando lleven más de 20 años desde que fueron diagnosticados.
La retinopatía diabética se clasifica en función de la gravedad que presente variando desde:
· Sin Retinopatía diabética aparente
· Retinopatía diabética leve
· Retinopatía diabética moderada
· Retinopatía diabética severa
· Retinopatía diabética proliferativa
La Diabetes Mellitus es una enfermedad crónica y como tal debemos tratarla día a día durante años. Es fundamental el control de las cifras de glucosa (azúcar en sangre) manteniendo la cifra de Hemoglobina glicosilada (Hg A 1) cercana a 7 mg/dl.
Especialmente importante es también el control de la tensión arterial (en cifras de 140/80), así como mantener las cifras de
colesterol por debajo de 200mg/dl.
En el tratamiento de la retinopatía diabética es pues fundamental el control riguroso por parte
de los pacientes de su situación general y también llegado el momento la utilización de los tratamientos por parte del oftalmólogo:
· Láser Aragón. El tratamiento con láser pretende frenar la progresión de la enfermedad cuando la situación ya es mala (retinopatía proliferativa).
· Las inyecciones en el ojo con medicamentos (antiangiogénicos y corticoides). Buscan disminuir la inflamación: el edema macular diabético. Hay que recordar que las inyecciones generalmente serán repetidas en muchas ocasiones pues la diabetes es
una enfermedad crónica y tiende a afectar a la retina continuamente.
· El tratamiento quirúrgico (vitrectomía). Se suele reservar para las situaciones más graves como la hemorragia vítrea y el desprendimiento traccional.
· Láser Amarillo. Permite fotomodular el epitelio pigmentario de la retina y obtener un efecto terapéutico sin efectos secundarios asociados ni a corto ni a largo plazo.
3. Glaucoma
En el glaucoma se engloban un grupo de enfermedades que provocan daño progresivo en el nervio óptico. Esta neuropatía degenerativa de las fibras del nervio se agrava con el tiempo, el campo visual va disminuyendo hasta desaparecer, si no es tratado, en la ceguera irreversible.
Generalmente este proceso se produce por dificultad para evacuar el humor acuoso con normalidad, se produce un incremento en la presión intraocular y daño en el nervio óptico.
Existen ocasiones en que la lesión neuronal se produce con tensiones oculares dentro de la “normalidad”, en otras ocasiones se asocia a tensión arterial baja y a enfermedades vasculares.
Es necesario tener muy presente dos características de cara al tratamiento: Por un lado que es una enfermedad asintomática hasta fases avanzadas y produce una ceguera irreversible pues la vista perdida por glaucoma no se recupera. Y por el otro que solo en un ataque de glaucoma agudo se aprecia sintomatología clara: dolor intenso, enrojecimiento, visión borrosa, náuseas y
vómitos…
Presentan mayor riesgo de padecer glaucoma:
· Mayores de 60 años
· Familiares carnales de glaucomatosos
· Alta miopía
· Tratamiento crónico con esteroides, diabetes mellitus y otras patologías vasculares
El único factor conocido de riesgo contra el que se puede luchar es el de la presión intraocular, podemos bajarla con facilidad en la mayoría de casos con el uso de fármacos, generalmente en colirios, con una efectividad muy alta y pocos efectos secundarios. Otros tratamientos efectivos son el láser (trabeculoplastia) o la cirugía (trabeculectomia, esclectomia no perforante, válvulas). La revisión de la tensión ocular a los 40 años debe ser obligada, incluso antes si es familiar de un enfermo. La detección precoz del problema y su correcto tratamiento es la mayor garantía para preservar la visión.
4.Retinosis Pigmentaria Rp
La Retinosis Pigmentaria es el grupo de desórdenes genéticos que afectan a la capacidad de la retina para responder a la luz. La retina es la capa de células sensibles a la luz que recubre internamente la parte media posterior de ojo y que convierte los rayos lumínicos en impulsos eléctricos que viajarán al cerebro a través del nervio óptico. Hay fundamentalmente dos tipos celulares: conos y bastones. En la RP ambas células mueren. Las primeras en degenerarse son los bastones, situados en las regiones periféricas de la retina y responsables de la visión nocturna y periférica. Cuando los conos, células más centrales, se ven afectadas aparece pérdida de la percepción de los colores y de la visión central.
Se estima que un porcentaje elevado de enfermos con retinosis son legalmente ciegos a los 40 años, con campos visuales de menos de 20º de campo. Si usted o su pareja tienen RP debe saber que presenta hasta un 50% de posible transmisión de la enfermedad por lo que se recomienda consejo genético por parte de especialistas. La mujer presenta pérdida de visión con menor frecuencia.
· Pérdida de adaptación a la oscuridad y nictalopía.
· Disminución de visión periférica (visión en “túnel” o en “cañón de escopeta”)
· Disminución de visión de colores y agudeza visual.
El diagnóstico se basa en la clínica, el examen de fondo de ojo, la campimetría y estudio neurofisiológico (electrorretinograma) Desgraciadamente la RP de momento no tiene cura, se han descrito ciertos beneficios con la administración de vitamina A, pero la correlación riesgo/beneficio no es en absoluto determinante. Eso sí, aconsejable el uso de filtros selectivos mientras que el futuro parece encontrarse en la terapia génica. En cualquier caso, son preceptivas las ayudas de baja visión y la rehabilitación visual. En la actualidad hay distintos experimentos que dan esperanza a estos pacientes.
5. Alteraciones visuales daño neurológico
Entendemos por daño cerebral adquirido (DCA) las patologías o lesiones que afectan al cerebro y pueden alterar el funcionamiento cognitivo, físico, visual y emocional de la persona.
El DCA puede estar provocado por un traumatismo craneoencefálico, ser consecuencia de una patología que provoque isquemia o hemorragias, por ictus, meningitis, o tumores cerebrales.
Las afectaciones visuales en el DCA a menudo no son detectables por la ausencia de evidencias físicas, como moverse, tragar, hablar, pero cuando hay afectación de estas habilidades visuales, limitan su calidad de vida y autonomía provocando gran indefensión en los pacientes e incomprensión en la sociedad, incluso en familiares y amigos.
Los pacientes con daño cerebral y secuelas visuales suelen hacerse estas preguntas:
—¿Por qué me cuesta percibir las irregularidades del suelo y no sé si hay un escalón o un desnivel?
—Los objetos aparecen y desaparecen por arte de magia: ¿por qué se me caen los utensilios de la encimera? ¡hace un momento no parecía que estuvieran!
—¿Por qué me tropiezo con los marcos de las puertas?
—¿Por qué me cuesta encontrar los objetos en los estantes del supermercado?
—¿Por qué me desoriento y me pierdo, incluso en sitios conocidos?
Las secuelas visuales en Daño Cerebral Adquirido dependiendo del área afectada del cerebro, pueden provocar distinta sintomatología:
- Visión borrosa por dificultad de enfoque
- Fotofobia
- Visión doble
- Hemianopsia o pérdida de la mitad del campo visual
- Heminegligencia o pérdida de la consciencia de una parte del campo visual.
- Dificultad en los movimientos oculares
- Desorientación espacial
- Problemas en la percepción visual: memoria visual, figura fondo, relaciones espaciales..
- Mala coordinación ojo mano
- Dificultad para identificar objetos, reconocer caras
Realizar tareas cotidianas como pasear, leer, conducir, ver la televisión…se convierten en grandes obstáculos que les impiden disfrutar y provocan frustración.
Es esencial saber que la visión guía el movimiento y la percepción visual interpreta lo que vemos.
El programa optométrico se basa en la identificación de las alteraciones visuales y su posterior tratamiento con rehabilitación visual, prescripción de ayudas ópticas como prismas para evitar la visión doble, filtros selectivos que mejoran la visión al contraste, cristales con magnificación, tiflotecnología y estrategias para mejorar la autonomía.
En la rehabilitación de los pacientes con DCA es necesario una intervención multidisciplinar que incluya un estudio optométrico.
Enfermedades neurodegenerativas con alteraciones visuales
Los pacientes con lesiones neurológicas con afectaciones visuales, como ictus, Parkinson, Alzheimer y Esclerosis múltiple pueden tener pérdidas de campo visual, visión doble, desorientación, fotofobia, y alteraciones de la percepción muy discapacitantes.
Las manifestaciones visuales son comunes en estos pacientes, pero poco reconocidas y no son adecuadamente valoradas.
Es una enfermedad neurodegenerativa autoinmune que afecta más a mujeres que a hombres. Suele comenzar entre los 20 y 40 años.
El sistema inmune ataca a las vainas de mielina de las células nerviosas provocando una desmielinización inflamatoria.
La enfermedad puede debutar con una neuritis óptica, que provoca pérdida brusca de visión y dolor ocular.
Otros síntomas visuales, pueden ser visión doble, por afectación de la musculatura extraocular, dificultad en los movimientos oculares, alteración del color y de la sensibilidad al contraste.
Los síntomas pueden ser ocasionales o permanentes, dependiendo si la esclerosis múltiple es recurrente o progresiva.
Enfermedad degenerativa cerebral, con un alto deterioro de la memoria, pérdida de orientación, problemas en el comportamiento y dificultad para realizar las tareas diarias en casa o en el trabajo.
Las depósitos de β- amiloide que aparecen en los enfermos de Alzheimer, son neurotóxicos que se encuentran en la corteza cerebral y el hipocampo provocando la muerte neuronal, estas placas se pueden ver también en la retina, al ser una prolongación del sistema nervioso central.
En la OCT (Tomografía de Coherencia Optica) hay una disminución en el grosor de la retina.
Los síntomas visuales más comunes en la enfermedad de Alzheimer son la disminución de la agudeza visual, por la alteración en la capa de fibras nerviosas, la fotofobia y alteración en los movimientos oculares, como pérdidas de fijación visual y dificultad para realizar seguimientos y sacádicos visuales.
Dependiendo de la etapa en la que se encuentre la enfermedad, aparece también una afectación cortical visual como la agnosia visual (incapacidad para reconocer o comprender estímulos visuales) prosopagnosia ( dificultad para reconocer las caras) y problemas de coordinación ojo mano .
Se ha evidenciado una mayor incidencia de degeneración macular en los enfermos de Alzheimer.
Es una enfermedad neurodegenerativa que ocurre cuando las neuronas no producen suficiente dopamina, neurotransmisor que comunica las células nerviosas.
A nivel motor provoca lentitud en los movimientos ,dificultad para iniciar el movimiento , anomalía al andar…
Como síntomas no motores puede aparecer depresión, trastornos del sueño, apatía, problemas sensoriales…
En la vía visual podemos encontrar disminución de la agudeza visual y la sensibilidad al contraste , dificultad en la percepción de los colores y trastornos oculomotores como inestabilidad en la fijación visual, en los seguimientos y sacádicos.
Existe una alta incidencia de insuficiencia de convergencia en los pacientes con Parkinson.
La insuficiencia de convergencia provoca que no se puedan juntar las imágenes de ambos ojos en tareas cercanas, los síntomas más comunes son desdoblamiento de las letras al leer, dificultad en la concentración, dolor de cabeza, cansancio ocular o visión borrosa.
En los pacientes con enfermedades neurodegenerativas, después de una evaluación optométrica especializada, deben considerarse las ayudas ópticas como filtros de corte selectivo, para mejorar el contraste y el deslumbramiento, las gafas prismáticas que eviten la visión doble, lupas, lentes magnificadoras, tiflotecnología, etc.. y la rehabilitación visual para mejorar la calidad de vida.